Sentido del yo

Desde la psicología social, el "sentido del yo" o "autoconcepto" no es una entidad fija e innata, sino una construcción dinámica y multifacética que emerge y se desarrolla a través de nuestras interacciones sociales. En esencia, somos quienes somos en gran medida debido a cómo nos vemos a nosotros mismos en relación con los demás y cómo creemos que los demás nos ven.

Los pilares fundamentales son:

  1. El Yo como Producto Social: La idea central es que nuestro sentido del yo se forma principalmente a través de la socialización. Desde la infancia, aprendemos sobre nosotros mismos observando cómo reaccionan los demás a nuestras acciones, escuchando lo que nos dicen y comparándonos con nuestros pares. Conceptos como el "yo espejo" (Cooley) ilustran cómo nuestra autoimagen se refleja en las percepciones que creemos que otros tienen de nosotros.

  2. La Importancia de los Demás Significativos: Las personas más influyentes en nuestras vidas (padres, amigos cercanos, parejas, etc.) juegan un papel crucial en la formación de nuestro autoconcepto. Sus aprobaciones, desaprobaciones, expectativas y etiquetas internalizadas contribuyen a definir quiénes somos.

  3. Comparación Social: Constantemente nos evaluamos a nosotros mismos en relación con los demás. Estas comparaciones pueden ser ascendentes (compararnos con aquellos que consideramos mejores) o descendentes (compararnos con aquellos que consideramos peores). Ambas pueden influir en nuestra autoestima y en cómo percibimos nuestras propias habilidades y características.

  4. Roles Sociales e Identidades: A lo largo de nuestras vidas, desempeñamos diversos roles sociales (hijo/a, estudiante, trabajador/a, amigo/a, etc.). Cada rol viene con un conjunto de expectativas y normas, y la internalización de estos roles contribuye a la formación de nuestras identidades sociales, que a su vez son componentes de nuestro yo global.

  5. Autoconciencia y Reflexión: Aunque el yo es socialmente construido, también tenemos la capacidad de la autoconciencia, es decir, la habilidad de pensar sobre nosotros mismos. Esta reflexión nos permite integrar diferentes aspectos de nuestra experiencia social y construir una narrativa coherente sobre quiénes somos.

  6. Motivaciones del Yo: La psicología social también explora las motivaciones que subyacen a nuestro sentido del yo. Estas incluyen la necesidad de autoestima (sentirnos bien con nosotros mismos), la necesidad de coherencia (tener un autoconcepto consistente) y la necesidad de automejora (crecer y desarrollarnos).

  7. Impacto del Contexto Cultural: La cultura en la que crecemos moldea profundamente nuestro sentido del yo. Las culturas individualistas (comunes en occidente) tienden a fomentar un yo más independiente y autónomo, mientras que las culturas colectivistas (comunes en oriente) suelen promover un yo más interdependiente, definido por las relaciones con los demás y el grupo.

Es decir, la psicología social nos muestra que el sentido del yo no es una isla, sino un archipiélago de identidades interconectadas que se forman, adaptan y redefinen continuamente a través de nuestra constante interacción con el mundo social que nos rodea. Es un proceso dinámico de construcción y negociación, donde nuestras percepciones de nosotros mismos están intrínsecamente ligadas a nuestras percepciones de los demás y de cómo encajamos en el tejido social.

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