Psico Social Latino

Contexto regional y enfoque

La psicología social latinoamericana surge con un fuerte compromiso crítico frente a problemas estructurales (pobreza, desigualdad, represión política) que no suelen ocupar el centro de la psicología anglosajona. Su objetivo ha sido articular lo individual y lo social, interviniendo sobre temas propios del continente y vinculando la investigación con la transformación social. 

Ignacio Martín-Baró definió lo psicosocial como “ese momento en que lo social se convierte en personal y lo personal se vuelve social”, ilustrando bien el entrecruce inseparable entre contexto social y experiencia subjetiva. En conjunto, estas aproximaciones privilegian métodos participativos y un realismo crítico de corte latinoamericano, contrastando con el énfasis experimental e individualista del modelo anglosajón.

Autores clave y sus aportes

  • Orlando Fals Borda (Colombia): Sociólogo pionero de la investigación acción social. Propuso una “sociología comprometida” donde el investigador no es observador neutro, sino participante activo en la transformación social. Abogó por la rigurosidad académica unida al compromiso político –“trabajar por el advenimiento del nuevo orden social” en palabras de su discurso de 1967– y entendía la investigación como praxis. Fals destacó que, especialmente en crisis, sociología y política deben integrarse: “La crisis parece exigir una ciencia integral del hombre”. Este enfoque sentipensante influyó en psicólogos sociales para vincular sus estudios con movimientos sociales, derechos humanos y acción comunitaria.

  • Paulo Freire (Brasil): Pedagogo cuya “pedagogía del oprimido” ha sido clave para la psicología social liberadora. Freire concibió la educación (y por extensión cualquier educación social) como un medio de cambio social, rompiendo con el modelo tradicional de “educandos como vasijas a llenar”. Abrazó el concepto de concientización: los sujetos (educadores y educandos) se educan en comunión con el mundo, transformando su realidad. Sus ideas de alfabetización crítica y diálogo popular inspiraron a psicólogos sociales latinoamericanos a valorar la cultura, el lenguaje y la conciencia política de las comunidades oprimidas como bases para la emancipación.

  • Ignacio Martín-Baró (El Salvador): Psicólogo jesuita líder de la Psicología de la Liberación. Introdujo el concepto “psicosocial” para describir la interdependencia entre lo social y lo individual. Martín-Baró denunció el individualismo de la psicología convencional y propuso centrar la atención en contextos comunitarios. Influyó directamente en políticas de salud mental: por ejemplo, la Declaración de Caracas (OPS 1990) destaca la restructuración de la psiquiatría hacia modelos comunitarios, reflejando las ideas de Martín-Baró sobre servicios centrados en la red social y la comunidad. Su obra combina riguroso análisis social con un claro compromiso político, asumiendo la psicología como herramienta para comprender y transformar la realidad latinoamericana.

  • Maritza Montero (Venezuela): Teórica clave de la psicología comunitaria en América Latina. Destacó la necesidad de involucrar activamente a las comunidades en la solución de sus problemas. Criticó las políticas asistenciales que solo ven la pobreza como “carga psicosocial” y proponía “devolver el poder y el control a [las comunidades]” para que ellas mismas definan las mejoras necesarias. Montero planteó que no basta con mejorar condiciones de vida, sino con construir juntos las alternativas de desarrollo. Su compromiso político es “construir una psicología al servicio de las comunidades de América Latina”, empleando modelos participativos y métodos de psicología comunitaria propios de la región.

  • Elizabeth Lira (Chile): Psicóloga experta en trauma y represión política. Trabajó con víctimas de la dictadura de Pinochet desde fines de los 70, participando en la creación del Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos (ILAS). Desarrolló psicoterapias psicosociales para sobrevivientes de tortura, integrando amplias referencias teóricas (Lira & Weinstein, 1984) y la historia del daño humano. Su principal aporte ha sido teorizar la violencia política en América Latina: estudió la psicología del miedo y la amenaza, y la necesidad de la reparación social de las víctimas. Durante las transiciones, Lira aportó marcos teóricos de psicología social en procesos de diálogo y justicia (ej. comisiones de verdad). Su trabajo demuestra una praxis comprometida: no solo entendió los efectos individuales de la represión, sino que lo ubicó en su contexto social e histórico.

  • Enrique Pichon-Rivière (Argentina): Médico, psicoanalista y pionero de la psicología social en Argentina. Fundó la Psicología Social Operativa, definiéndola como “la ciencia de las interacciones orientadas hacia un cambio social planificado”. Para él, el individuo está siempre determinado por su interacción social y las condiciones históricas: el sujeto es “producido” en la praxis entre personas, grupos y clases. Introdujo la Teoría del Grupo Operativo, usando el grupo como unidad de análisis y de cambio social. En su visión dialéctica, la psicología social incluye el estudio de ideologías y luchas de clases. Destacó que la lucha ideológica es una forma de lucha de clases, y que romper con los modelos dominantes (psiquiátricos o educativos) requería “una incipiente revolución teórica” sobre la relación entre estructura socioeconómica y vida psíquica. La obra de Pichon-Rivière aportó un enfoque crítico y grupal que ha influido en la psicología social de la región.

  • José Bleger (Argentina): Psiquiatra, psicoanalista y discípulo de Pichon-Rivière. Se especializó en estados límite y trabajó intensamente en resolver la aparente contradicción entre psicoanálisis y marxismo, posicionándose a la izquierda y ampliando el psicoanálisis a contextos sociales. Colaboró en la primera escuela de psicología social argentina y profundizó en la teoría grupal pichoniana. Bleger definió el grupo como una “sociabilidad establecida sobre un trasfondo de indiferenciación o sincretismo” en la que los individuos recuperan la identidad plena al interactuar. Sus aportes enriquecieron el análisis de la dinámica grupal y de las identidades colectivas, enfatizando cómo los procesos inconscientes y estructurales se entrelazan en la vida social latinoamericana                        

Contribuciones a la identidad regional

En conjunto, las ideas de estos autores forjaron una psicología social con identidad propia latinoamericana. Su aporte común fue situar la psicología en el terreno de la praxis social: integraron metodologías participativas (investigación-acción, trabajo comunitario), enfoques críticos (realismo crítico, concientización) y una perspectiva histórica-económica (lucha de clases, colonialidad) que reflejan las realidades de la región. Esto ha distinguido a la psicología social latinoamericana del paradigma anglosajón, haciéndola más sensible a la cultura local, al impacto de la pobreza y la violencia política, y a la necesidad de vincular investigación y transformación social.

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