Happycracia

Vivimos en una época en la que la felicidad parece haberse convertido en una obligación social. A pesar del desempleo, la crisis climática o la ansiedad generalizada, se nos impone la necesidad de mantener una sonrisa, meditar diariamente y repetir afirmaciones positivas. En su libro "Happycracia", Edgar Cabanas y Eva Illouz critican esta lógica, argumentando que la felicidad, más que un derecho o una emoción, se ha transformado en un producto de consumo y una herramienta de control.

¿Quién se Beneficia de la "Happycracia"?

Desde el inicio, el libro plantea una pregunta incómoda: ¿quiénes se benefician realmente de este auge de la felicidad? La respuesta es clara y perturbadora: empresas, gurús del coaching, ciertos sectores de la psicología positiva malinterpretada y, en general, un sistema que prefiere a ciudadanos que se autodiagnostiquen y se autocorrijan en lugar de organizarse y cuestionar las injusticias. Se nos empuja a mirar hacia nuestro interior, como si la tristeza o el malestar fueran fallas personales y no indicadores de que algo anda mal en el entorno, no en nosotros.

La Responsabilidad Individual y el "Gaslighting" Masivo

Una de las ideas más poderosas del libro es cómo esta "happycracia" traslada la responsabilidad del bienestar completamente al individuo. Si alguien está estresado, no es por tener varios trabajos mal pagados, sino por no saber "gestionar sus emociones". Si se siente vacío, no es porque el sistema lo aísle y lo precarice, sino porque no ha practicado suficiente journaling. De esta manera, la industria de la felicidad actúa como una especie de "gaslighting" masivo: nos hace sentir culpables por no ser felices en un mundo que, objetivamente, ofrece muchísimas razones para el malestar.

Más Allá de la Felicidad Envasada

El libro no sugiere que esté mal desear sentirse bien o que debamos rechazar la felicidad. Por el contrario, cuestiona la forma en que se nos vende esta idea de felicidad. ¿Qué sucede cuando una emoción tan compleja se reduce a una lista de consejos en Instagram o a un constante "piensa positivo"? Lo que ocurre es que dejamos de cuestionar las verdaderas causas del sufrimiento y, lo que es aún peor, dejamos de imaginar formas colectivas para cambiar aquello que nos duele.

En resumen, "Happycracia" es un libro no solo para reflexionar, sino también para "desprogramarnos". Nos invita a desconfiar de esa felicidad prefabricada que tanto se promueve y a recuperar el derecho a estar mal, a cuestionar y a exigir algo mucho más profundo que un simple mantra. Porque, tal vez, la felicidad, más que una meta individual, debería ser una consecuencia colectiva.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Doctrina del Shock: Cuando el Miedo Se Convierte en Estrategia

Matrix - Nuestra realidad